El autor del libro está convencido de que las Bienaventuranzas pueden constituir un horizonte y una dirección también para la misión educativa ya que las Bienaventuranzas son la gran "Carta Constitucional" del Cristianismo: hablan de una ya ahora feliz, que es crecimiento humano en plenitud, y de un todavía no, que será don de Dios.