Un diálogo hermoso entre la naturaleza y el hombre.
Los sauces, la cizaña, las lentejas y el trigo toman
vida y tienen voz. Una voz que expresa mediante
su lenguaje propio un contenido profundo a través
del cual se revela Dios y su voluntad: la plenitud
de la existencia humana. Las plantas y las flores
contribuyen a dar sentido a la espiritualidad que
se inspira en la ecología, tan deseada por el papa
Francisco en la encíclica Laudato si.