¿Podemos ser felices sin Dios? ¿Podemos ser felices con Dios? Casi como respuesta a la primera pregunta, recientemente se ha promovido una campaña publicitaria con el lema: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida". Hemos de responder a la segunda pregunta diciendo que, si bien en medio de nieblas e incertidumbres, conocemos numerosos testimonios que permiten dar una respuesta positiva. La alegría llega cuando la acogemos como don y la conjugamos como tal. Pero este don se inserta en la búsqueda muy humana de la autorrealización y en la del bienestar personal y comunitario.