¿Todavía hay gente que crea en la castidad? ¿Puede un representante de
una Iglesia puesta en jaque por los escándalos de abuso tener algo sensato
que decir sobre el tema? Erik Varden ha dado una respuesta positiva al
ofrecernos este libro honesto y hospitalario, que es sabio sin ser moralista.
La castidad no niega el sexo, en cambio orienta nuestro instinto vital hacia
su fin sobrenatural. Una visión verdaderamente cristiana de la castidad
abraza al ser humano en su integridad, comprende su anhelo de plenitud,
libertad y fecundidad. Con frecuencia intuimos que nuestro cuerpo apunta
hacia algo que lo trasciende.
Toda aparente satisfacción de un deseo es dolorosamente provisional.
¿Cómo podemos alcanzar la plenitud? Esta es la pregunta que está en el
corazón de este libro que propone pistas insospechadas y hermosas
para encontrar la respuesta.