Todos cargamos heridas que preferimos ocultar. Cicatrices invisibles que pesan como piedras en el alma. Buscamos ayuda en terapias, filosofías y consejos espirituales, pero persiste esa pregunta que nos desgarra por dentro: ¿para qué este dolor?
¿Qué hacer cuando el sufrimiento se vuelve insoportable y las respuestas convencionales ya no bastan? El monje y obispo Erik Varden nos propone un camino. Inspirándose en un antiguo poema cisterciense, este libro nos invita a contemplar las heridas de la pasión de Cristo. Nos muestra cómo, al unir nuestro sufrimiento al de Él, podemos hallar no solo consuelo, sino la fuente viva para sanar nuestras propias heridas.
Con la sabiduría de siglos de tradición monástica y referencias que abarcan desde las Escrituras hasta la cultura contemporánea, Varden nos desafía a ver la vulnerabilidad no como una debilidad, sino como una puerta a la gracia. Nuestras heridas, al sanar, pueden florecer para ser provecho y consuelo para los demás.
Heridas que sanan es una obra indispensable para aquellos que buscan en la fe una respuesta auténtica al dolor de la existencia.