El servicio de la autoridad de las comunidades religiosas (provinciales,
superiores locales, moderadores
) es también una
apuesta por el acompañamiento humanizado. Un caminar juntos
desde los valores del Evangelio requiere también la vivencia de actitudes
y el uso de herramientas que permitan dialogar de manera
constructiva.
La psicología pastoral, de corte humanista, utiliza con gusto las
actitudes y habilidades que centran el acompañamiento en la empatía,
hecha escucha activa y personalización, la autenticidad que
da autoridad humanizada al acompañante, y aceptación sin juicio,
con mirada compasiva, como expresión del compromiso firme también
por confrontar.
Humanizar el acompañamiento es un desafío al alcance de
quien se quiera comprometer por repensar la relación, dotarla de
las bondades de la ternura eficaz, de la entrañable disposición al
encuentro con el otro. Contarnos el sufriculum con voluntad de
afrontarlo para sanar, para vivir más noblemente, es lo que nos
ofrece nuestro ser relacional; está a nuestro alcance. Empalabrar
nuestras dificultades, sentimientos, adversidades, vulnerabilidad,
nos retorna la posibilidad de hacer de las palabras lámparas, las
de uno y las de otro, para caminar juntos por la luz del bien.
Es hermoso escucharse con interés, responderse con amor.