En el contexto en el que la religión se ve encerrada en los límites de la razón natural y relegada a la esfera de lo privado, Gesché comprende la pertinencia de afirmar públicamente los derechos de la fe y de proponer un "exceso" para pensar al hombre allí donde se ha declarado la "muerte de Dios" (Marx, Nietzsche, Freud) y comienza a escucharse el anuncio de la "muerte del hombre" (Foucault, Malraux). La fe, haciendo oír su voz en la ciudad de los hombres, su lugar propio, propone a Dios para pensar al hombre.