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La tarea de fundamentación del cristianismo ha sido siempre ineludible. Esta tarea que acompaña a la profesión de fe la percibió el autor de la primera carta de Pedro como justificación de la esperanza del cristiano y razón del culto que tributa a Dios y que determina su conducta pública y privada. Esta tarea se ve urgida por la vigencia de una cultura relavista, reductora de las religiones. Este libro es respuesta a esta demanda.