Al escribir estas páginas hay un deseo de desechar ciertos planteamientos, porque, en la medida en que comprendamos bien la maravilla que es el Santo Sacrificio instituido por Jesucristo, desaparecerá, tarde o temprano, esa expresión que, sin duda, tiene un matiz peyorativo.
Por eso a veces hay que volver sobre lo esencial. Puede ser que todo lo que se diga aquí sean conceptos bien conocidos. Pero también ocurre que se introduce fácilmente una cierta rutina, y nos viene bien que nos recuerden lo fundamental sobre el sacrifico eucarístico que vamos a celebrar.
Capítulos breves, con las consideraciones más importantes, sin meternos en demasiadas profundidades teológicas que pueden encontrarse en muchos libros, acompañados con algunos textos de autores importantes para completar, en nuestra meditación, las enseñanzas leídas.