Al publicar estas Homilías, predicadas por Orígenes hace tantos siglos en Palestina, no podemos dejar de sentirnos conquistados, una vez más, por el ardor y la exigencia absoluta de vida cristiana que ellas contienen.
Es la Palabra la que conduce esta apasionada homilética, en la que maestro y discípulos, sacerdote y fieles, están igualmente comprometidos en la búsqueda incondicional de Cristo: Persona y Verbo, en el cual se resumen todos los acontecimientos de la salvación, todos los dones de Dios y todas las expectativas del hombre.
Estos acontecimientos salvíficos son actuales para nosotros y se reactualizan en los misterios cristianos; estos dones de Dios son necesarios, porque de ellos nos saciamos; y estas expectativas son las nuestras, porque cada hombre recorre de nuevo, en sí, el itinerario de la llamada que Dios le dirige y el de su propia respuesta.
Orígenes anuncia y descubre nuestro camino hacia Dios, nuestra oscuridad y ambigüedad y, al mismo tiempo, nos hace tomar conciencia del destino, siempre sobre-humano, de nuestra vida: "Yo he dicho: dioses sois... y no puede fallar la escritura".
