Mantener una queja permanente contra todo y contra todos no va a sanar nuestra desazón interior. En cambio, si transformamos la queja en otra postura más asertiva y empática, podremos empezar a vivir de otra manera y se irán curando las heridas que nos deja la vida.Dejemos de tener la mente atormentada por pensamiento negativos... Dejemos de poner tensión a nuestra vida, haciéndola incapaz de aprender nada positivo de los otros. Dejemos de hacer cosas que no funciona y seamos creadores de nuestra propia vida.