Esta obra, a medio camino entre el testimonio y la reflexión teológica, se
articula en tres partes. La primera presenta la situación histórica y cultural
que ha provocado un cambio radical en la manera de percibir y comprender
el ministerio ordenado. La segunda identifica cuatro rasgos desde los que
iluminar hoy la imagen y el ministerio del presbítero: su condición discipular,
apostólica, fraterna y secular.
La tercera profundiza en las funciones básicas de su misión el anuncio
del evangelio, la santificación por medio de la acción sacramental y litúrgica,
y la guía del pueblo de Dios, sin olvidar que el criterio que debe guiar
y alimentar la existencia apostólica no es otro que el ejercicio cotidiano del
ministerio, verdadero y propio camino de santificación.