Carta apostólica en forma de "motu proprio" con el
que se instituye el ministerio de Catequista.
En nuestros días, muchos laicos y laicas capaces y
constantes, que, en virtud del propio bautismo, se
sienten llamados a colaborar en el servicio de la
catequesis, desempeñan una misión insustituible en
la transmisión y profundización de la fe. Recibir el
ministerio laical instituido de Catequista da mayor
énfasis al compromiso misionero, que en todo caso
debe llevarse a cabo de forma plenamente secular
sin caer en ninguna expresión de clericalización.