El hecho de la muerte se constata por la experiencia diaria; por el contrario, la pregunta por el "más allá" reclama una justificación. Pues bien, la razón humana muestra que la pervivencia tras la muerte no es un absurdo, sino que ofrece argumentos que la hacen razonable. Por su parte, la revelación cristiana confirma que, tras la muerte, el hombre inicia un modo nuevo de existencia. Para quienes dudan o se empeñan en negar la vida después de la muerte, el autor les emplaza a responder a una serie de interrogantes como: ¿Hay algún motivo plausible para no cuestionarse por el "más allá" tras vivir terreno? ¿Acaso no es racional que la fugacidad de la vida humana se alargue en la permanencia estable de otra vida? Si la vida eterna no fuese la coronación de la historia humana, a la vista de las catástrofes y desgracias que relatan la crónica de la sociedad, ¿vencería entonces el mal sobre el bien? A estas y otras preguntas el lector encuentra en este libro respuestas razonables.