El camino de la cruz nunca es fácil de aceptar, pero si lo recorremos y experimentamos como un camino de amor, el resultado es muy distinto. Porque Dios siempre se hace nuestro compañero de viaje en el dolor, envolviéndonos con su abrazo de amor.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información