Hablar de Adviento es hablar de espera, pero no de una espera cualquiera sino de una espera esperanzada. Por eso, la esperanza
que se requiere en este momento en el que vivimos es una esperanza activa, comunitaria y cósmica. Hemos escuchado estos
últimos meses una canción convertida en himno, Resistiré; pero la esperanza es mucho más que resistir: se trata de disponer
todo mi ser a acoger aquello que se espera.
Este nuevo Adviento es una llamada a mantener en alza la esperanza de todos los que la han perdido por motivos diferentes, es
una urgencia a abrir nuestras manos para dar y acoger a nuestro prójimo más cercano, es una invitación a aprender el arte de tejer
lazos, creando puentes de cercanía, de comunión, de amor.