Todas las experiencias humanas se enlazan, en última instancia, en torno a la fuerza y a la intensidad de este sentimiento siempre diverso, que se renueva y se regenera con continuas variaciones.
El libro esboza el tema a tavés de una síntesis teológica que no se ciñe exclusivamente a los textos de la Sagrada Escritura, sino que los hace dialogar con Dante y Epicuro, Kierkegaard y santa Teresa de Ávila, Emily Dickinson y san Agustín.