El presente estudio nace con la firme intención de
poner palabras a la voz de la Iglesia en lo que
toca al problema de la movilidad humana, sobre
todo cuando se trata de movilidad forzada, y no
libre y voluntaria. Es cuestión compleja sobre la
que no conviene escatimar esfuerzos, tanto en su
exposición como en la búsqueda concreta de
respuestas. A ello intenta contribuir este ensayo:
ayudando a tomar conciencia de la gravedad del
asunto, explicando la postura católica en materia
de migraciones, dando claves y herramientas a
todos los agentes de pastoral dedicados a este
fenómeno y, en definitiva, presentando la
movilidad humana como un espacio de diálogo y
encuentro. De encuentro con Dios y, como
consecuencia inmediata, con el otro, con el
extraño, en quien se reconoce no solo a un
interlocutor válido, sino, sobre todo, por encima
de todo, a un hermano.