Sobre un mundo con mucho mal e inmenso sufrimiento, miles de hombres y mujeres gritan cada día: "¿Dónde estás, oh Dios?" (Salmo 42). Por eso, más que un Dios como enigma racional, me ha importado el Dios comprometido con los hombres, y así me he atrevido a trazar su itinerario de una forma práctica, desde una perspectiva cristiana.