Dos libritos amables escritos en una época poco amable, dice el
autor. Una época de afirmación del pueblo de Israel al volver del
exilio, cuando era necesario restablecer las propias instituciones,
cohesionar la convivencia y reconstruir la identidad nacional y
religiosa después de un largo período de disgregación. Un momento
poco favorable, en definitiva, para la acogida del extranjero, que era
visto como un elemento contaminante y distorsionador, y un
momento en el que el celo religioso corría el riesgo de levantar
barreras infranqueables. Los libros de Rut y de Jonás son un buen
antídoto contra el recelo frente al extranjero o a quien no piensa
como nosotros, de una oportuna actualidad en los tiempos que
corren, cuando en lugar de puentes entre las personas se construyen
muros. La dulzura y determinación de Rut y la historia, no exenta de
buen humor, del malhumorado profeta Jonás expresan bien otra
forma de entender las relaciones humanas y el Amor de Dios.