A veces empleamos el verbo «orar» como si se tratase
de una acción concreta y determinada. Sin embargo, es
todo lo contrario. Pocos verbos hay más flexibles que
este, porque podemos orar de muy diversos modos,
dependiendo de las circunstancias en las que vivamos,
de nuestras cualidades y, claro está, de la voluntad de
Dios, que es nuestro interlocutor. Por eso, cuando una
persona afirma que no se le da bien orar, nosotros
podemos preguntarnos: ¿conocerá esta persona el
modo de orar que mejor se adapta a ella? De esto trata
este pequeño libro: nos ofrece diversos modos de
relacionarnos con Dios, para que podamos encontrar la
más adecuada para nosotros.