Al asumir el reto de hacer una guía para la formación sobre protección de
menores, establecí dos objetivos concretos: la prevención y la detección. En
la primera parte del libro se dan claves para permitir a los formadores intuir
las señales que muestran que un niño puede estar atravesando una
situación de abuso. En lo relativo a la prevención, y como se trataba de
diseñar algo práctico, la idea de realizar unos talleres de educación afectivosexual
parecía lo más oportuno para facilitar el diálogo sobre el sentido del
cuerpo y la sexualidad en el ámbito de la catequesis. El significado de la
sexualidad es un tema que posibilita abordar las cuestiones más profundas
de la existencia: el valor y la dignidad de la persona, su ser biológico y
espiritual, la unidad de cuerpo y alma, la importancia de la amistad, el amor
conyugal
Así, hablar con los niños de sexualidad constituye un trabajo de
prevención que les permite adquirir herramientas para distinguir lo que está
bien y lo que está mal en el terreno de la sexualidad, de una forma que
entienden y valoran como algo positivo y bello su dimensión corporal y
afectiva.