Dice el nuevo Directorio para la Catequesis que «a través de la
predicación y la catequesis, el Espíritu Santo mismo enseña, generando
un encuentro con la Palabra de Dios, viva y eficaz (Cf. Heb
4,12)». Así como que cuando ambas transmiten el misterio de
Cristo, en su mensaje resuena la fe de todo el Pueblo de Dios a lo
largo de la historia: la de los apóstoles, que la recibieron del mismo
Cristo y de la acción del Espíritu Santo; la de los mártires, que
la confesaron y la confiesan con su sangre; la de los santos, que
la vivieron y viven en profundidad; la de los Padres y doctores de
la Iglesia, que la enseñaron luminosamente; la de los misioneros,
que la anuncian sin cesar; la de los teólogos, que ayudan a comprenderla
mejor; la de los pastores, en fin, que la custodian con
celo y amor y la enseñan e interpretan auténticamente» (nº 176).
El autor de este libro es consciente de todo esto y se inspira en
las tres claves de la homilía del papa Francisco: La idea («Habla la
Palabra») que proviene de la unidad de las tres lecturas; el sentimiento
(«Habla el corazón»), que conecta con la memoria de fe
de los fieles; y la imagen («Habla la vida»), que pone un rostro, o
un testimonio, o una anécdota, o un relato, etc...