Este libro representa un hito decisivo para captar la comprensión conciliar de la Iglesia según Henri de Lubac. Este pone de relieve la importancia de la teología de los Padres de la Iglesia en la renovación que representa el Vaticano II. Tras mostrar que es precisamente a través de la constatación de las paradojas de la Iglesia como podemos introducirnos en su misterio, De Lubac propone un estudio en filigrana de la aportación de la patrística a la comprensión de la Iglesia como misterio y como pueblo de Dios, a su perspectiva escatológica y a la relación entre la Iglesia y María.