Cierro los ojos sobre esta tierra doliente, dramática y
magnífica, implorando una vez más sobre ella la Bondad
divina. De nuevo bendigo a todos. Especialmente a Roma,
Milán y Brescia. Así, nombrando tres ciudades, resumía
Giovanni Battista Montini retrospectivamente su vida en un
testamento realmente inspirado: la juventud en Brescia, los
treinta años transcurridos en el Vaticano en la Secretaría de
Estado, los ocho como arzobispo de Milán, y los quince en la
cátedra del apóstol Pedro con el nombre de Pablo VI (1963-
1978). Una vida, decisiva para el catolicismo contemporáneo,
que este libro presenta su primera parte, profundizando en la
segunda la relación de un nombre moderno con la santidad,
una dimensión que cuando es auténtica consigue atraer la
atención no solo de los creyentes.