Un brillante químico, de baja por depresión, ha perdido el juicio de tanto leer las aventuras de Sherlock Holmes y se ha
convencido de que es el famoso detective victoriano. Tras resolver, en compañía de su cuñado médico, que ejerce de Dr.
Watson, el caso del Marqués de Ringo Rango, su fama de perspicaz investigador empieza a extenderse por toda la
ciudad. Una mañana, la exalcaldesa de Madrid, Ana Botella, se pone en contacto con él para solicitar sus servicios: el
expresidente Aznar ha desaparecido y ella no quiere avisar a la policía, por razones que le desvelará en una conversación
privada.
El «falso» Watson intenta convencer al «falso» Holmes de que no acepte el encargo, pues defiende que Aznar es
una figura tóxica en la sociedad española y es mejor que se haya esfumado para siempre. El caso, sin embargo, parece
hecho a medida para el Holmes español: es aparentemente sencillo pero está lleno de esos detalles extravagantes que
tanto cautivan su imaginación y ponen a prueba sus facultades deductivas. Pero a medida que se va adentrando en la
investigación, el otro Holmes se encontrará ante un misterio que desafía incluso sus asombrosas dotes detectivescas, por
lo que se verá obligado a solicitar la ayuda de una mente aún más preclara que la suya: la de su hermano Mycroft. El
desenlace final de este Real Person Fiction (RPF) dejará al lector tan estupefacto como el de su primera peripecia, El
hombre que fue Sherlock Holmes, galardonada en 2020 con el prestigioso Premio Jaén de novela.