No temamos a la verdad
Juan Pablo II manifestó con firmeza cristiana sin dar tregua ni concesiones a la mentalidad del mundo ajena al Evangelio: piénsese en el tema de la vida, demografía, celibato de los sacerdotes. Con todo, frente a esta radical conservación del patrimonio de la tradición, hay algo nuevo; incluso para muchas conciencias resulta desconcertante; ¡el papa pide perdón a Dios y al mundo entero por los pecados históricos de la Iglesia!