La «transparencia» es un valor en alza que responde a la aspiración del ciudadano moderno de controlar los gestores públicos. Sin embargo, al aplicarlo al ámbito religioso, surgen dificultades como la impenetrabilidad de un Misterio que, por definiciión, es incognoscible.
La opinión de pensadores como W. Benjamín, M. Zambrano, F. Nietzsche, S. Weil, L. Wittgenstein y Byung-chul Han, contrastada con las aprotaciones del mundo del artes, con las fuentes bíblicas y con textos de la tradición crsitiana, contribuyen a clarificar los términos "transparencia" y "opacidad" y evitar explicaciones simplistas que obvian sus matrices, sus polisemias y sus paradojas. A su vez, el debate sobre la transparencia nos permite redefinir el marco conceptual que articula la relación entre inmanencia y transcendencia. El análisis peculiar opacidad de lo trascendente permite atribuir un significado más profundo a lo transparente. Entonces, el Misterio abandona el dominio de lo opaco, para darse a conocer transparentándose, de manera sutil, a través de lo inmanente.