Cuando a comienzos de este siglo Alberto Manguel instaló su biblioteca en un viejo presbiterio del Valle del Loira, sintió finalmente que, al igual que sus libros, había hallado su lugar en el mundo. Pero la vida le desdijo y su biblioteca está ahora guardada en cajas en un depósito en Canadá.
Eco inverso del breve ensayo de Walter Benjamin, " Mientras embalo mi biblioteca " es casi un manifiesto, un gesto de rebeldía frente a la amenaza de olvido que supone vaciar los estantes. En esta elegía (acompañada de diez digresiones), Manguel reivindica con lucidez y sabiduría la biblioteca que sigue existiendo en la mente del lector, el poder de la palabra y los juegos de asociaciones y recuerdos que los libros, aun encerrados, producen. Una biblioteca, dice Manguel, es una autobiografía de muchas capas: esa es la noción que explora este nuevo texto del autor, Premio Formentor 2017, quien tanto ha contribuido, a lo largo de todos sus escritos, al placer de la lectura.