Este libro quiere ser un compañero de camino para momentos en que el cristiano necesite pararse y tomar aliento; puede ser útil tenerlo a mano: en la mesilla de noche, en la oficina, en la capilla, en la guantera. Requiere una lectura reposada; mejor, orante. No es aconsejable leerlo de seguido. Está escrito para irlo asimilando a sorbos, degustando.