Quién era Dios para Francisco de Asís ha sido siempre una cuestión crucial, pues en la vida de un santo Dios ocupa el centro de su ser y actuar. A Francisco de Asís se atribuye la expresión Dios mío y mi todo (en latín, Deus meus et omnia), aunque no aparece literalmente en sus escritos. Esta expresión condensa admirablemente el sentido de absoluto que tenía Francisco de Asís. Y ¿quién es un cristiano de verdad? Aquel, para el que Dios es amor personal y total, como Francisco, como Pablo, como Jesús.