«Luis Jiménez es desde hace tiempo uno de los astros más brillantes de la preponderante escuela moderna, aunque, lamentablemente, más conocido y justamente admirado por la vecina República y en las demás naciones cultas». Estas palabras que Cascales Muñoz escribió en 1896 siguen teniendo cierta vigencia en la actualidad, ya que Luis Jiménez Aranda (1845-1928) -o Luis Jiménez, como prefería firmar sus obras- continúa siendo uno de los pintores sevillanos más desconocidos, a pesar de la brillante trayectoria artística que desarrolló en el ámbito internacional del último tercio del siglo xix. Este libro pretende contribuir a paliar el déficit de conocimiento existente sobre la personalidad de Luis Jiménez y sobre su producción pictórica, poniendo en valor su carácter cosmopolita y su inquieta creatividad, receptiva a interpretar, bajo un estilo propio e individualista, las tendencias artísticas más relevantes del panorama europeo finisecular, desde el academicismo al costumbrismo, el Realismo o Impresionismo. Luis Jiménez se formó como pintor en Sevilla, desarrolló su etapa juvenil en Roma, se consagró con éxito en París y alcanzó su madurez en la localidad francesa de Pontoise. Durante su dilatada dedicación profesional a la pintura mantuvo en todo momento estrechos contactos con su tierra natal, participando con asiduidad en la escena cultural hispalense e incorporando en su obra influencias procedentes de la escuela pictórica sevillana. Las investigaciones realizadas en archivos, colecciones de arte y centros de documentación franceses han permitido trazar en este libro la trayectoria artística de Luis Jiménez y poner de relieve el protagonismo que alcanzó el pintor sevillano en la Francia de la Belle Époque.