La muerte fulminante de su marido deja a Giuliana devastada y sola con dos hijas pequeñas. Superar un día tras otro está poniendo a prueba su resistencia y su imaginación, mientras pasa de la incredulidad al enfado, y de ahí a la idealización de su relación con William. Junto con irrepetibles momentos de la historia de amor que les unió a pesar de que nunca parecía el momento para ellos, que su memoria convoca una y otra vez, Giuliana descubre uno de los legados más hermosos que le ha dejado William: una intensa red de relaciones que le traerán una nueva forma de estar en el mundo y le enseñarán, gracias al apoyo de los demás, que aprender a perder es aprender a vivir.