Ambientadas en paisajes del medio oeste y el sur de Estados Unidos, las historias de Pizzolatto nos invitan a penetrar en el tortuoso laberinto de las emociones que sacuden el interior de todo ser humano. Sus melancólicos personajes, seducidos por la belleza de la soledad o víctimas de su demoledora oquedad, tratan de tender puentes entre ellos y los otros, entre el pasado y el presente, entre su yo más íntimo y el que exhiben al mundo exterior. Son individuos comunes y corrientes, que podemos encontrar en la calle o en el trabajo, en un viaje o en un paseo, cuyas vidas se deslizan inexorablemente por una pendiente, sujetos a los caprichos del azar, de un destino que no controlan.