¿Vale la pena preguntarse cómo es Dios? Romano Guardini se lo pregunta
en este ensayo y obtiene una respuesta peculiar. Cuando el hombre ha
pensado en Dios, rara vez lo ha imaginado paciente. Es un atributo difícil de
casar con la divinidad, con el poder absoluto, con la plenitud o la eternidad.
Y, sin embargo, tal y como LA PACIENCIA DE DIOS va desgranando, es un
atributo necesariamente divino. Es precisamente a partir de la paciencia que
podemos explicar la Creación, desde el hombre hasta el tiempo, y la obra
redentora, desde la posibilidad de la caída hasta la historia de la salvación y
la auténtica libertad.