A nadie se le escapa la singular grandeza que rode a la persona de Mons. Romero. Su vida es la historia de un llamamiento especial que Dios hizo a un hombre especial para un momento especial. Su personalidad es ampliamente conocida por el servicio sacerdotal que prestó por igual a pobres y a ricos, y por la misión profética que desplegó en un momento crítico de la historia de El Salvador en defensa de los desprotegidos, marginados y perseguidos de la sociedad. Mons. Romero despertó con su palabra profética la conciencia de todo un pueblo.