Un breve ensayo en el que Andrés García Inda ofrece una interesante
reflexión crítica sobre la sinrazón de la indignación,
o sobre la indignación sin razón.
No porque no exista una o muchas causas o motivos para
indignarse, sino porque estas han quedado enterradas bajo
el alud de lo que hoy conocemos como « postureo», la queja
constante y resentimiento. Así queda una lógica de la indignación
que, como toda forma de la imaginación, si se abandona
a sí misma, también produce monstruos.