El diálogo interreligioso es cada vez más necesario en un mundo de pluralismo religioso y cultural. Este diálogo ya no es hoy novedad; sin embargo -como indica J. Melloni en el Prólogo-, "es un territorio virgen todavía por explorar", en el que es necesario conjugar "la fidelidad a la propia tradición y, a la vez, abrirse al misterio de Dios, del ser humano y del mundo a partir de lo que se vive en otras tradiciones". Esta difícil articulación es la que se propone este libro.El autor fundamenta teológicamente el pluralismo no solo hablando sobre otras doctrinas, sino desde las otras doctrinas, es decir, utilizando su terminología -particularmente el concepto de no-dualidad-, para acabar haciendo su propia profesión de fe: se confiesa cristiano, pero radicalmente abierto a la alteridad y a la pluralidad.