¿Cabe hablar de «inteligencia moral» en el contexto de las inteligencias múltiples? Sin duda se puede afirmar que es la capacidad para razonar en términos de bondad, de lo bueno y justo, de lo que es mejor, de lo que más humaniza, de lo que nos hace mejores; es la capacidad para discernir lo que es debido en cada momento, razonando y argumentando; es una capacidad cognitiva que, ayudada de la habilidad emocional y social, impulsa a la acción buena, a lo mejor en cada caso. Es la capacidad para resolver dilemas y problemas morales.
Este tipo de capacidad se basa en la racionalidad y se sitúa cerca de un pensamiento abstracto, activo y crítico que va más allá de lo dado. La inteligencia moral así entendida se sitúa en línea con las aportaciones de Piaget, de Kohlberg y, antes, de Kant, donde se supone que el ser humano, en una evolución deseable, es capaz de hacer juicios morales cada vez más profundos y matizados.