¿Por qué las corridas de toros atraen tanto a los viajeros del pasado, al margen de las sensaciones que les proporcionan? ¿Ven en esta tradición un simple rasgo identitario, una ?llamada? atávica, una excentricidad, un gustoso material narrativo, o perciben en la mezcla de violencia y audacia un contrapunto al modelo de cultura y progreso dominante en Europa a partir del Siglo de las Luces? La inhumanísima fiesta, muestra en parte esa dialéctica de reacciones, ideas y experiencias contenidas en los libros de los viajeros, entrelazadas con las voces de los españoles que han desarrollado sus posturas sobre el mismo tema. Porque es una realidad que a la profunda tradición taurina se contraponga otra, no menos arraigada en España, que considera la corrida de toros como una rémora al desarrollo de su progreso civilizatorio. Desde las crónicas diplomáticas del siglo XVII, hasta la abundante literatura de viaje decimonónica, el topos de la lucha entre fiera y hombre ha ido siempre acompañado de las reflexiones sobre la manifestación de crueldad explícita en el espectáculo, al punto que a través de sus lectur