¿Qué resonancias produce en nosotros la palabra «Iglesia»? Seguramente, una mezcla de sentimientos contradictorios. La Iglesia es una auténtica paradoja: seduce y fascina, escandaliza y repele. En ella se mezclan lo bueno y lo malo, el trigo y la cizaña, los justos y los pecadores. Pero ¿qué significa la palabra Iglesia? ¿Cómo nació? ¿Cómo se ha extendido por el mundo? ¿Para qué existe? ¿Tiene algún futuro? ¿Cómo debería vivir? ¿Como corregir los defectos que se han incrustado en ella?
El autor recorre la historia de la Iglesia con sus luces y sus sombras: a pesar de su miseria y su debilidad, el Señor sigue presente en medio de esa comunidad rescatada por su sangre. No es una Iglesia de santos, pero es una familia compuesta por hermanos de todas las razas, culturas y lenguas con la única misión de dar Jesús a los hombres. Y en eso no tiene quien le haga la competencia.
«Ésta es la Iglesia que amo -dice el autor-, en la que he nacido, en la que vivo y en la que espero morir... Aunque a veces sueñe con un cambio radical en ella».