La historia desconocida de santa Helena, madre del emperador Constantino y augusta de Roma.
Cuando un imperio se tambalea, nacen las leyendas
Mientras en las arenas de los circos y anfiteatros morían tanto héroes como cobardes, en los palacios imperiales, un puñado de hombres decidía el rumbo de la civilización. En el corazón de aquella tormenta, una mujer llamada Helena escribiría una de las páginas más extraordinarias de la historia. Siglos antes de ser canonizada, Santa Helena fue compañera y madre de emperadores, además de la mujer que logró lo imposible: que el símbolo de la cruz triunfara sobre el águila de Roma.
A finales del siglo III, el Imperio se desmorona en una crisis sin precedentes. Roma desata su furia contra los cristianos, las legiones luchan contra los bárbaros, y Helena sobrevive en un mundo plagado de conspiraciones y traiciones con la sola certeza de que su hijo Constantino está destinado a cambiar el rumbo de la historia.
Cuando se cumplen 1700 años del Concilio de Nicea, la autora de El olivo