De la pederastia al incesto, del acoso moral o sexual -en la empresa, en familia o en grupo- a las relaciones mortíferas provocadas por «perversos narcisistas»: por todas partes la perversión es un peligro real susceptible de culpabilizar, humillar e incluso destruir a la persona. Ciertamente, la psicología aporta herramientas de defensa, pero la espiritualidad también puede ayudar a salir de situaciones inextricables. Es lo que muestra Lytta Basset, basándose en una exégesis original de los relatos evangélicos, para responder a diez facetas de la perversión (manipulación, acoso, humillación...). Jesús, que no juzga a nadie, ofrece palabras y actitudes limpias para frustrar las trampas, para desactivar la violencia, que pueden ser fuentes de inspiración para todos, sean cuales sean nuestras creencias. Y que, por el contrario, nos revelan que todos somos tentados, un día u otro, de asentar nuestro poder sobre otra forma perversa.Lytta Basset ha publicado numerosos ensayos que exploran un género literario nuevo, mezcla de psicología, espiritualidad y ética.