Existe una máxima rabínica muy antigua según la cual cada
controversia tiene, si se mira en profundidad, tres caras: la tuya, la mía
y la cara correcta. Haciéndose suya esa sentencia, Pinchas Lapide, judío,
y Raimon Panikkar, cristiano, hindú y buddhista, dialogan en profundidad
sobre Dios, pero también sobre el ateísmo, el fundamentalismo,
el mal, la Biblia, las escrituras védicas o la mística.
«Todo lo que podemos decir sobre Dios no es más que un balbuceo
impotente que en el mejor de los casos sale a su encuentro, pero que no
puede alcanzarlo. ¿De qué Dios estamos hablando, pues?», se pregunta
Pinchas Lapide. Raimon Panikkar advierte: preguntarse si las distintas
religiones hablan del mismo Dios puede dar a entender que Dios es una
cosa en sí de la cual se puede hablar en tercera persona. Recogiendo el
pensamiento de Martin Buber, el fi lósofo catalán defi ende hablar de
Dios en segunda persona: Dios es un tú nunca un yo o un él.
En el prólogo de la obra, Lapide refl exiona sobre la prohibición bíblica
de las imágenes de Dios y sobre la necesidad de que las religiones
dialoguen entre ellas desde el convencimiento de que este mundo no
es ni sano ni insano, sino sanable. En el epílogo, Panikkar recorre la
evolución de su imagen de Dios a través de un estimulante relato autobiográfico.