A menudo subestimamos el efecto negativo de determinadas situaciones cotidianas. Creemos que no podemos hacer nada para dejar de sufrirlas y nos adaptamos a ellas sin ser conscientes de que con un pequeño gesto podemos imprimir un giro a nuestra vida. La clave reside en potenciar la fortaleza emocional para superar los momentos difíciles y afrontar de la mejor manera posible cada reto.