En la Vida de San Ermengol, obispo de Urgel, escrita en latín poco
después de su muerte, leemos: Entre Urgel y Cerdaña hay un
paso llamado Bar, cortado entre montañas, que la gente no podía
atravesar si no era por un lugar rocoso y abrupto, totalmente
impracticable para el ganado. El obispo mandó operarios, y
después fue él mismo, y con sus propias manos comenzó a
construir un puente, mientras que con ingenio y maña dirigía
también el trabajo de los demás...