AA.VV
La pederastia ha sido una catástrofe y un fracaso para la Iglesia. Una catástrofe: ha generado una crisis
equiparable a lo que significó el terremoto de la
Reforma en el siglo XVI. Un fracaso: ha hecho patente las deficiencias para gestionar la corrupción y el pecado
que anida en sus miembros (sobre todo cuando ocupan un elevado rango eclesial).