Desde su origen a mediados del siglo XII las catedrales góticas han ejercido una fascinación extraordinaria, asentando en el imaginario colectivo la impronta de una fabulosa y legendaria Edad Media. Reconocida por historiadores del arte y arquitectos como una de las creaciones más extraordinarias del genio occidental, la arquitectura gótica, y la catedral como su máxima expresión, ha atraído incluso a los más vanguardistas y contemporáneos.