Ciertamente esta etapa de la vida supone un equilibrio inestable entre
cabeza, corazón y desarrollo de las capacidades propias. Los
procesamientos cognitivos, emocionales y ejecutivos tienen diferente
velocidad, y su maduración lleva diferente ritmo. Integrar estos
sistemas y regularlos requiere estrategias adecuadas de control.
Con un lenguaje sencillo, la autora introduce al lector en el complejo
proceso de maduración del cerebro humano. La herencia genética se
combina aquí con las vivencias personales, en un esfuerzo para integrar
cabeza y corazón. Ese será el reto de todo adolescente: lograr
entenderse, conocer sus límites, encontrar respuestas. Por la gran
flexibilidad de las conexiones neuronales -causa también de su
inestabilidad-, es el tiempo de las metas ambiciosas, del descubrimiento
del amor romántico y de la solidaridad.