La teología no es un hablar de Dios sin haberlo experimentado y vivido. Dios, que es la Verdad, no puede ser sólo objeto de teoría o de haber oído hablar de él. La verdad no sólo se piensa, sino que ante todo se practica. Por eso definimos el quehacer teológico como una reflexión crítica de la experiencia a la luz de la Palabra de Dios.